1. A lo largo de tu vida te vas a encontrar con obstáculos y
dificultades. Nunca debes desanimarte
ni perder tus objetivos ante ellos. Piensa
en positivo y, aunque sufras algún percance, tienes que persistir. El
fracaso, como tal, no existe; solo se dan malas experiencias, de las cuales
podemos aprender, extraer conclusiones, para mejorar nuestra vida en un futuro.
La resiliencia consiste en cultivar la paciencia para adaptarnos a la
adversidad. Cuanto más pacientes seamos al identificar nuestros problemas, más
capaces seremos de “bordearlos” y dejarlos atrás. El pasado no tiene por qué
condicionar ni nuestro presente, ni nuestro futuro. No debemos “rumiar”
mentalmente los percances, sino –una vez sucedidos-- dejarlos pasar: “Agua
pasada, no mueve molino”. Abraham Lincoln alcanzó la presidencia de Estados
Unidos a los 51 años. Antes, había sufrido en su vida al menos siete derrotas
duras: perdió a su madre con nueve años; trabajó de leñador, carpintero,
remero, administrador de correos y no se hizo abogado hasta los 27 años; fracasó
en los negocios con 31 y 34 años; abandonó la política, desencantado, a los 40
años; regresó a ella, pero perdió dos elecciones al Senado; se le murió un hijo…
Lincoln, cada vez que caía, volvía a levantarse con más fuerza.
2. Para estudiar se requiere fuerza de voluntad. Esta te conduce al
esfuerzo para conseguir el objetivo de aprobar tus asignaturas (incluso con la
idea de sacar buena nota). ¿Cómo se
potencia la fuerza de voluntad? Primero, dedicando pequeños tiempos a
actividades que no te gustan, o
que preferirías no hacer. Segundo, márcate pequeños objetivos que puedas
conseguir, en algo que no te gusta, y comienza a cosechar buenos resultados. Si
lo crees necesario, escribe tu compromiso del día en una cartulina y ponla en
un sitio bien visible de tu habitación de trabajo. P. ej., no me gusta Lengua,
pero hoy voy a hacer los ejercicios mandados, y mañana me presentaré voluntario
a hacer uno. No me gusta Biología, pero ahora me voy a poner a hacerme un
esquema o resumen del tema que vemos.
3. Nunca te engañes a ti mismo. Recuerda que eres el DUEÑO DE TU DESTINO. Ante toda dificultad, “soy el señor de mi destino,/ soy el capitán
de mi alma.”—que decía el poeta William Henley. Nunca aplaces la realización de algo que te conviene para obtener
un logro. Tienes que decirte: “Me pongo a hacerlo ya.”Una vez que vayas consiguiendo pequeños o medianos éxitos,
prémiate, date una recompensa.
4. Lleva una vida sana y equilibrada: descansa y duerme lo
suficiente. Disfruta lo necesario. Haz deporte. Relájate practicando una respiración pausada, en una postura
cómoda, inspirando y soltando aire con lentitud. Puedes tumbarte en tu cama,
con las piernas flexionadas sobre una almohada o cojín, ojos entornados, boca
entreabierta, músculos completamente distendidos y mente vacía; intenta
“flotar” con tu cuerpo durante dos sesiones diarias de diez minutos.
5. Concéntrate en el momento
presente. Vive conscientemente. Evita las distracciones: Si estás
escribiendo, estás escribiendo; si estás haciendo un resumen, estás haciendo un
resumen; si estás contestando a un chat, estás contestando a un chat. Cada cosa
tiene su tiempo, y hay un tiempo para cada cosa. No dejes que una actividad
“invada” el tiempo de otra. El proceso para alcanzar la atención plena se
sintetiza en tres pasos básicos:
A) Prestar atención al objeto.
B) Notar que la mente tiende a
la divagación, que comienza a distraerse en un momento dado (con recuerdos,
asociación de ideas, puntos de fuga del aquí y ahora). Decirnos: --“¡Eh! ¡Me estoy distrayendo, me estoy distrayendo! ¡Y
no quiero distraerme!”
C) Recobrar nuestra atención con
serenidad.
Debes aislarte del resto de la
casa, en una habitación cómoda, equipada para el trabajo, y sin ruidos.
6. Durante las clases,
presta la máxima atención a las explicaciones del profesor. Nota lo que recalca
o señala como importante. Será la pauta para tus resúmenes del tema. La atención equivale a más del 50% del
trabajo de aprendizaje hecho. Facilita claves indispensables en cada asignatura.
7. Organízate el tiempo de
estudio creando un hábito de trabajo: márcate un horario diario, empezando
siempre a la misma hora. Comienza por una actividad de dificultad media, sigue
con lo más difícil, y finaliza con lo más simple o sencillo para ti. Descansa
cinco minutos tras la primera hora (relájate, mira por la ventana, date una
vuelta por la casa, bebe un vaso de agua…); después de una segunda hora de
trabajo, descansa entre quince y treinta minutos. Procura estudiar todos los
días: si no tienes deberes, aprovecha para hacer esquemas, resúmenes, o
repasar. Realiza un plan semanal. No olvides dedicar un tiempo extra
a tus asignaturas pendientes de otros cursos. Preocúpate por averiguar
con tiempo qué tienes que hacer exactamente para recuperarlas.
8. El proceso de estudio
eficaz exige tres pasos: comprender, asimilar y retener. Hazte preguntas
previas sobre lo que quieres saber de ese tema. Acompáñalas de otras sobre lo
que ya puedes conocer de él. Lee el tema con un diccionario a mano. Busca
en él lo que no comprendas. Extrae, tras una segunda lectura de cada párrafo,
la idea central de él (que es aquella que no se puede quitar). Si no puedes
retener las palabras exactas con que está formulada, intenta fijarla en tu
mente con tus propias palabras. Al término de cada apartado del tema, explícate
a ti mismo, en voz alta, lo captado, como si fueras tú el profesor
explicándoselo a unos compañeros que no lo han entendido. Si lo consigues hacer
sin dudas, significará que lo has asimilado, es decir, que has hecho tuyo el
contenido del epígrafe. Puedes estudiar también en voz alta; verbaliza tu
estudio, escuchándote mientras lees varias veces cada párrafo. Procura relacionar siempre lo estudiado con
lo que ya sabías de la asignatura, con partes con las que guarda una
relación. Solo lo que se retiene bien, porque se ha comprendido bien, se
recuerda. Asignaturas como Matemáticas, Idiomas y Lengua (Gramática)
requieren subir el muro “ladrillo a ladrillo”, o sea, construir sobre una base
de conocimientos elementales.
9. Sírvete (si el libro te pertenece) del subrayado en colores,
otorgando un grado de importancia a cada color (muy importante / importante/
menos importante). Hazte esquemas o
resúmenes, que son fundamentales para repasar la asignatura en los días
previos a un examen. Igualmente, te puedes grabar a ti mismo en MP3
recitando el resumen de cada apartado, y escucharte varias veces, en vez de
leer (eso sí: no se te ocurra utilizar tus grabaciones durante el examen, ni
ningún otro medio electrónico para copiar.) Cuando hagas resúmenes,
desarrolla una idea en cada párrafo; escribe oraciones cortas y bien puntuadas.
Usa tus propias palabras. Busca la claridad expositiva. El resumen no debe
ocupar más del 25% de lo estudiado. Elimina todo lo secundario que no sea
relevante para las ideas fundamentales (o aquellas secundarias, relacionadas
con ellas). El esquema desarrolla menos, pero en él se visualiza más
rápido el contenido.
10. No olvides ensayar con tiempo la parte práctica de cada asignatura: los ejercicios requeridos.
Haz ejercicios suficientes, hasta comprobar que los entiendes y dominas. En
Internet se pueden encontrar páginas confiables donde encontrar ejercicios para
practicar. P. ej., http://www.elprofesorencasa.com/
(solo una parte es gratuita); https://soymatematicas.com/paginas-de-matematicas/
; http://www.elvelerodigital.com
(sobre todo, para Lengua castellana y Literatura). Asimismo, materiales
teórico-prácticos de ampliación en https://cvc.cervantes.es/
(Lengua castellana y Literatura); https://procomun.educalab.es
(todo tipo de materias).
11. Los días anteriores a un examen son solo para repasar y
consolidar lo ya aprendido. Has tenido que asimilar y retener lo que se te
va a preguntar. No se puede comenzar el estudio de los temas la víspera de la
prueba. No se puede dominar la parte práctica si no se llevan hechos ejercicios
suficientes (y verificados).
12. Puedes estudiar en cooperación con otros compañeros,
mediante el intercambio de información (resúmenes y esquemas, búsqueda e
intercambio de datos, realización y puesta en común de la parte práctica de
cada materia). Tú puedes explicarles a ellos lo que se te da mejor, y ellos a
ti lo que peor comprendes. Pero no olvides que la fuente de información primaria
es el profesor de la asignatura. No te quedes con dudas. Pregunta siempre
al profesor.
13. Durante el examen:
echa un vistazo rápido a todas las preguntas. Organízate: valora su puntuación
y las que te sabes mejor. Comienza por las que tengas completa o mayor
seguridad. Sé preciso y completo en tu contestación. Escribe oraciones cortas,
bien puntuadas, y con una idea fundamental en cada párrafo. Sírvete con
generosidad del punto y aparte. Observa limpieza, buena caligrafía y
ortografía, y respeta los márgenes necesarios. Si se te permite, utiliza el
reverso de la hoja de examen como borrador (para hacerte un mínimo guion, o un
ejercicio dudoso). En las pruebas tipo test o de respuesta múltiple, contesta
primero a las que te sepas con plena seguridad de acierto. Deja para luego las
dudosas. Si se resta puntuación, no te arriesgues a contestar. La respuesta
correcta suele ser, frecuentemente, la más lógica o la más elaborada por el
profesor. Busca en tu mente similitudes con conocimientos relacionables. P.ej.,
si te preguntan si la palabra “loable” lleva un sufijo, y si este es –able,
puedes responder que sí, recordando que la misma terminación (que convierte a
la palabra en un adjetivo) se da en muchos otros vocablos del castellano
(imaginable, adorable, recortable).
Utiliza tu memoria y tu lógica para estas relaciones.
14. Intenta poner remedio a
los problemas y un rumbo a tu vida lo antes posible. Que tu vida tenga
un porqué. Que, superando cada desánimo, tu vida siempre tenga un sentido
para ti (como, seguro, la tiene para los demás, para quienes te rodean, y son
tus familiares y amigos). Da tú mismo un sentido a sus vidas.
* * *
[Con información de los libros: Bernabé Tierno, Las
mejores técnicas de estudio, Ed. Planeta / Temas de Hoy, Col. Booket, nº 4011; Miguel Salas Parrilla, Técnicas
de estudio para Secundaria y Universidad, Alianza Editorial, 2014 (5ª ed.
revisada), Col. Libro de Bolsillo,
CS48] Fluir_Absortos en el instante.